viernes, abril 26, 2013

Hay mujeres para todo.

                                             En mi vida había oído hablar de las 'beguinas'.

                                                         
                                                      EL BEGUINATO DE BRUJAS

  Por eso agradezco de todo corazón a Alba Tobella, del diario El País, quien escribe sobre estas mujeres, cuya institución se data en la Edad Media.
  
  Titula su obituario "Marcela Pattyn, la última de las beguinas".
  
  Y explica en el subtítulo que "formaba parte de una comunidad laica de mujeres de origen medieval". 
  
  Leo:
  
  "Murió mientras dormía sin saber que cerraba la última puerta de la existencia de las beguinas. 

  La hermana Marcela Pattyn, fallecida el 14 de abril a los 92 años, era la única representante de una de las experiencias de vida femenina más libres de la historia, según los expertos".
  
  He leído en Wikipedia acerca de esto y nos explica que el beguinaje, o beguinato, como también se conoce, era una asociación de mujeres cristianas que combinaban la contemplación con la actividad, y que dedicaban su vida tanto a la defensa de los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, como a una brillante labor intelectual.

  Solían vivir cerca de un hospital y una iglesia.
  
  No poseían una casa-madre, como es normal en las instituciones católicas de monjas o religiosas.
  
  Organizaban su labor de ayuda en los hospitales.
  
  Trabajaban para mantenerse, y eran libres de dejar la asociación en cualquier momento para casarse.
  
  No es extraño que en España no hayamos sabido de ellas, ya que se extendieron principalmente por los Paises Bajos, Alemania y Bélgica, sobre todo.
  
                                            
                                               MARCELA PATTYN, ULTIMA BEGUINA.
  
  Fueron un fruto de las terribles guerras durante casi dos siglos que asolaron el centro de Europa donde, como consecuencia de las mismas, abundaban las mujeres viudas o sin posibilidad de encontrar con quien casarse.
  
  No dependían de ninguna jerarquía eclesiástica.

  La libertad era total en el ejercicio de sus labores de caridad, intelectuales o de cualquier otro tipo.
  
  Cada hermana se especializaba en alguna arte.
  
  La mayoría escogían la música y el canto.
  
  Curiosamente fueron unas avanzadas en el uso de las lenguas vulgares en lugar del latín.
  
  Admitían entre ellas a algunas mujeres casadas que se identificaban con sus proyectos.
  
  ¿Cómo las veía la Iglesia oficial?
  
  Se lo pueden suponer. 
  
                                                            
                                                          MARGUERITE PORETE

Acabaron con su expansión de la forma más expeditiva: acusándolas de brujas.
  
  El Consejo de Viena del 1312  las acusó de herejes y 'de ser una amenaza al orden'.
  
  Margarita Porete, mística francesa de la corriente de las beguinas, fue quemada viva a principios del siglo XIV.
  
  Poco a poco fueron reduciendose los beguinajes para poder subsistir y escapar a la persecución de la Iglesia.
  
  Cuenta hacia el final de su cronica la periodista.
  
  La mayor comunidad se recluyó en una gran beguinato en Cortrique, la poblacion del sur belga donde falleció Marcella Pattyn la semana pasada en la residencia donde vivía desde 2005. Después de que su modo de vida sin reglas y sin amos hubiera enfurecido a los garantes del orden, renunciaron a cierto radicalismo y optaron por convivir con la Iglesia para asegurarse su subsistencia, durante siglos, hasta morir hoy, con Pattyn, en silencio.
  
  No deja de recordarme esto el paralelismo entre la Iglesia oficial de hoy con los defensores de la Teología de la Liberación: o te sometes o pereces.
  
  Hoy se me ha aclarado lo que vi aquel día en Brujas.
  
                                                              
                                                              BRUJAS (Bélgica)

   A un cierto momento me aparté del grupo de turistas españoles con el que iba y, callejeando, me topé con un gran parque, junto a uno de los canales, y unas preciosas casas blanqueadas de un piso, alrededor.
  
  No parecían viviendas particulares, pero tampoco un convento.
  
  Ahora entiendo que sí que era un conjunto de casas donde vivieron antiguas beguinas pero transformadas, ahora, en un convento de monjas benedictinas
  
  
  
  
  

1 comentario:

Riselo dijo...

Si tu teología no es la que la Iglesia declara oficial, aunque sea de la misma calidad o mejor pero no eres Benedicto XVI sino un compañero suyo, se te cae el pelo y dejas de dar clase.
Algo hemos ganado: por lo menos ahora no te queman en una hoguera en plaza pública.