viernes, abril 05, 2013

Majestad, abdique en su hijo Felipe por el bien de España y de la monarquía.

                                          Los reyes no abdican. (Carta al rey Juan Carlos I)

  
   Pero eso era antes.
  
   Si ha abdicado - bueno, renunciado, para ser más preciso - hasta el papa Benedicto XVI.
  
   Y esto sí que es una novedad, que no ocurría desde el último papa que lo hizo, hace más de cinco siglos.
  
   Y no hace mucho, también una reina: Beatriz de Holanda.
  
   Lo normal hasta ahora ha sido asistir al fallecimiento de un monarca en su cama de palacio.
  
   Pero los tiempos cambian.
   
   Su salud no es buena. Tanta operación le está impidiendo el normal cumplimiento de sus obligaciones constitucionales como Jefe de Estado.
   
   El papa Benedicto XVI adujo como uno de los motivos para su renuncia el de su pobre salud, con las palabras de "He de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado".  
   
   Debe admitir, Majestad, que tampoco estamos ya en la Transición, ni la mayoría del pueblo español es ya juancarlista o, al menos, eso dicen.
  
   Ha habido una serie de acontecimientos: la herencia de Suiza, lo de la corrupción de su yerno, la imputación de su hija, sus prolongados episodios de salud que le hacen no estar en forma para atender las tareas que la Constitución le tiene encomendada, lo de la cacería en Boswana - aunque esto yo no lo entiendo porque en esa nación africana sobran elefantes y la cacería de los mismos es un medio importante que allí tienen de allegar fondos para su subsistencia - y, por completar la lista, su tan cacareada amistad con esa princesa intrigante que anda por todas partes, que parece el mismo Dios.
  
   
  Tiene un hijo preparado: universitario, enterado de los asuntos de Estado, en la flor de la vida, felizmente casado con una mujer igualmente cualificada y con dos hermosas hijas...
  
   Por favor, Majestad, no cometa usted el mismo error que su prima inglesa, Isabel II.

   La nación se lo agradecerá.
  
   Acallará el clamor de tanto republicano de viejo cuño, y tanto republicano nuevo que ha ido surgiendo en los últimos tiempos y que pide que o se renueve la monarquía o que se deje paso a la IIIª República.
  
  Piense que España ha cambiado mucho desde la Transición.
  
  Nada más.
  
  Se despìde su seguro servidor.

1 comentario:

Riselo dijo...

Esta carta la escribo desde el afecto y la simpatía que me provoca nuestro Rey.